Decoración exótica: Es poco probable que en el techo de su alcoba usted tenga un espejo colgado. También es difícil encontrar un tubo para el ‘poledance’ en la mitad de una habitación hogareña. ¿Una discoteca privada? Impensado. Por eso, las distintas ofertas hoteleras hacen especial la estadía. Si celebra una fecha especial, tranquilo, allá le ponen flores, chocolates, lo que necesite o quiera.
Limpieza garantizada: Este punto es de los más desconocidos pero no menos importantes. En los moteles las medidas sanitarias son verdaderamente extremas. Todo es esterilizado además de contar con rotación inmediata de sábanas, toallas, etc., así nada haya sido utilizado. Claro, a muchos les da “cus-cus” saber que en esa misma cama han tirado y tirado. Pero, ¿se han preguntado en un hotel cinco estrellas cuántas personas no han hecho lo mismo?
“Juguetes”: Muchos de estos sitios cuentan con una serie de elementos diseñados única y exclusivamente para el sexo. Sillas ergonómicas, columpios, televisores (con todos los canales), sistemas de audio, saunas, jacuzzi, etc. Acá lo único que hace falta es la imaginación, las herramientas están ahí.
Privacidad: A menos de que se encuentre con alguien conocido a la entrada, usted no tendrá ningún problema cuando vaya a un motel. Si le da miedo pagar con la tarjeta no se preocupe, es probable que en el extracto salga “Inversiones RR” o algo así. Además, el poco contacto que se tiene con los empleados del motel sin duda protege la identidad del susodicho o la susodicha, y el propio, claro.
Comodidad: Esta varía dependiendo del presupuesto. Si usted está ‘botado’ puede incluso tener habitación que tiene aparte una sala para escoltas. Parqueaderos, atención rápida, etc. Todo a la mano para que se concentre en lo suyo.
Romper con la monotonía: Para muchas parejas, ir a un motel es una oportunidad única para romper con la monotonía a la hora de tener relaciones y así mantener las ganas como si fuera la primera vez y no caer en la eterna rutina.
¿Se animan a moteliar?